El humanismo integral: del maestro a la Cátedra Antonio Iriarte Cadena
Para entender la cercanía del profesor Bonilla Vaquero con el gemelo Iriarte Cadena, hay que volver a 1978, imaginar los tonos de la Universidad Pedagógica Nacional en Bogotá y entrar a la catedra que impartía el poeta Pompilio Iriarte Cadena sobre “Técnicas de Comunicación”. Clase a la cual llegó el profesor Bolívar en sus tiempos de estudiante de Educación Física, “con mucha pereza”. Entonces se consideraba un joven “afiebrado por las cosas prácticas, deportivas”. Pero al “conocer al profesor Pompilio se sorprendió porque hizo una clase muy dinámica e interesante que lo puso a pensar en sus propias maneras de hablar y escribir. “Él empezó en cada clase a hacerme ver errores en la escritura y oratoria, entonces me interesé mucho y estuve atento a su desarrollo”. Se generaría entonces una muy buena relación profesor- estudiante durante el curso hasta que el semestre finalizó y no volvió a ver al profesor.
En 1979, tras su llegada a la Universidad Surcolombiana, vinculado como docente al Programa de Educación Física, el profesor Bolívar Bonilla establecería más vínculos con los Iriarte Cadena, algo más que ser egresados de la Universidad pedagógica.“Iba por un pasillo y vi al profesor Pompilio Iriarte Cadena y me dirigí gustoso a saludarlo diciendo: -“hola profesor Pompilio, no entiendo qué hace usted en Neiva, mucha sorpresa para mí”-. Entonces me dijo en seco: -“yo no soy Pompilio”-.Yo me frene y me sentí incómodo y le dije: -discúlpeme profesor que pena- y le explique que se me hacía parecido a un profesor que tuve en Bogotá.Entonces ya riéndose me dijo: -no se alarme que yo soy Antonio Iriarte Cadena, hermano gemelo de Pompilio-.
En ese momento el profesor Bolívar conoció, no solo su condición de hermanos gemelos, sino el humor que caracterizó al maestro Antonio Iriarte Cadena. Empezaría una amistad que duró hasta la muerte en medio de libros, reflexiones sobre la USCO y charlas en torno a problemas personales y familiares.
Precisamente, ese conocimiento, fruto del conjunto de diversas experiencias que tuvo la oportunidad de compartir el Profesor Bolívar con el maestro Iriarte Cadena, hacen posible que a continuación caractericemos el humanismo integral que como esencia tiene la nueva Catedra de la Surcolombiana.
La pedagogía en el maestro Antonio Iriarte Cadena
Como comprometido humanista, creía importante en el docente la integralidad de saberes (dominió profundo de las temáticas), el sentido del humor y la confianza con los estudiantes (incluso una complicidad), como herramientas para guiar a los jóvenes en su proceso formativo. De ahí que definió el ejercicio docente como “el arte de maravillar”, por la posibilidad de cautivar, motivar, deslumbrar, atraer a los estudiantes al conocimiento, en relación con la cotidianidad; y como “el arte de la baquiania”, acudiendo a la expresión coloquial de los campos colombianos, que define a la persona “que conoce el territorio y se convierte en un guía”.
La filosofía en el maestro Antonio Iriarte Cadena
El maestro Antonio Iriarte Cadena centró su interés en el estudio de la condición humana: ¿qué es lo humano? ¿Qué caracteriza lo humano? ¿De dónde venimos y para dónde vamos? ¿Qué es una buena humanidad? ¿Qué no es deseable en el cultivo de desarrollo de lo humano?
Entre el “humanismo cristiano” que espera todo en el más allá y el “humanismo marxista” que concibe la felicidad del ser humano en una redistribución de lo económico”, el profesor Antonio se asumió en un “humanismo renacentista – ilustrado”. Considerando que la paradoja y la complejidad de la existencia no se puede explicar desde un único sentido de la vida que todos debemos seguir, sino desde una variedad de sentidos que deben construise; “una amalgama de elementos, históricos, biográficos, genéticos, políticos, en donde hasta el azar juega un importante papel”, explica el profesor Bolívar.
Se trata de manera más misteriosas y complejas de entender, conocidas como saberes ancestrales, conocimientos precolombinos, amerindios, chamanicos o “Epistemologías del sur” (según Boaventura de Sousa Santos). Que para el maestro Iriarte Cadena no pertenecían solo a América Latina, ni al sur geográfico, sino que se encuentran en el norte de América, donde los indígenas también fueron exterminados y se consevan saberes ancestrales. “El sur como expresión metafórica para referirse a conocimientos y prácticas que la razón occidental satanizó, macartizó, avasalló, pero que aún pueden quedar vivos en nuestros campesinos”, agrega el profesor Carlos Bolívar:
Un aporte igualmente significativo del maestro Iriarte, lo realizó en “De profundis”, durante la convalecencia. Allí afrontó con dignidad la muerte y la significó como “un cambio de energía, el regreso al no lugar sin tiempo de donde alguna vez salió”, como lo expresa el profesor Bolívar. De allí su postura positiva y su llamado a alejar la tristeza de su partida: “El acto de morir, si bien, como la lluvia, es un evento común, muerte y lluvia ostentan la impronta sagrada presente en la totalidad del universo, razón por la cual no deben ser percibidos como eventos banales”. Un acto filosófico y pripio del humanismo.
La música en el maestro Antonio Iriarte Cadena
La pasión del homenajeado maestro por la guitarra clásica, que no lo apartó de la degustación de muchas otras músicas, hizo parte de su vocación por el humanismo integral. El arte y sus expresiones como “una vía que nos hace sensibles, es decir que nos humaniza. La estética como sensibilidad de poder maravillarnos, asombrarnos, compadecernos, sufrir, gozar; con esas manifestaciones simbólicas, creativas, icónicas, que deforman el sentido de lo abstracto como lo hace la música”, explica su cercano amigo, el profesor Carlos Bolívar.
Su planteamiento central era que las persona y el docente humanista, debía “cultivar las artes”, como lo escribió en su trabajo titulado: “El humanista integral”. Es decir, estar formado en ciencia, artes, literatura, poesía y otras áreas.
La literatura en el maestro Antonio Iriarte Cadena
En este aspecto de su vida, uno de las cuatro líneas de la nueva Catedra de la USCO, es necesario iniciar con un interrogante: ¿qué encontró el profesor Iriarte en el Quijote? Su juicioso y profundo estudio de la emblemática obra del castellano, “más allá de la lectura superficial que todos hicimos alguna vez y que es la que se vende, una caricatura de los caballeros de la época”, según el profesor Bolívar; lo llevó a descubrir que se trata de un fiel reflejo de la España en crisis que transitaba de la Edad Media a “una modernidad tardía e inconclusa”.
La novela de Cervantes se convirtió para el Maestro Iriarte Cadena, en una de las primeras obras que mostraba la condición paradójica o ambivalente de lo humano. “Le enseñó a ver lo ilusorio de la realidad y la realidad de la ilusión. Cómo en la vida las cosas no están ni tan claras, ni tan seguras”, define el profesor Bonilla Vaquero:
Un “Arquitecto de la palabra”, según su hermano Pompilio Iriarte Cadena, que por su ingenio tuvo varias posibilidades de estudiar otra área del saber (como la ingeniería) pero que se decidió por la palabra. Un novelista comprometido con el conocimiento y su enseñanza que sigue vigente en la Universidad Surcolombiana.